–¿Hola?
–Hola… ¿Caro?
–No, ya te paso.
–No, pará, ¿Marisa?
–Sí.
–Soy Adriana.
–Ah, Adriana, ¿cómo andás? Pensé que era para mi hija.
–Bien, bien. Sí, ¿no? Jaja. No, llamaba por Eduardo. ¿Está?
–No, se fue a llevar a la madre a la guardia del hospital.
–¿Pasó algo grave?
–No, nada. Vos sabés cómo es la vieja... estem... no me sale la palabra...
–Una rompe bolas.
–Además, jaja. No, eso que siempre piensan que están enfermos.
–Ah sí sí. No me acuerdo, pero sí, te entiendo. ¿Y ahora qué tenía?
–Nada, un dolorcito en el pecho. Pero a Eduardo le da pena porque está sola y le sigue el juego siempre.
–Este marido tuyo, no corta el cordón umbilical eh.
–Y sí, viste como son los hombres.
–Che, ¿y dijo a qué hora volvía?
–Y no, pero calculale que media hora más. ¿Querés que le deje algo dicho?
–No sé, me parece que esto tendría que decírselo en persona.
–Ahora me das curiosidad.
–Bueno, ya fue, tengo ganas de contárselo a alguien: Estoy embarazada.
–¿En serio? ¿Estás contenta?
–Muy contenta, la verdad. Ya pensé que no se me iba a dar. Ya estaba eligiendo un perro, jaja.
–Jajaja, che mirá que bueno, me alegro mucho por vos. ¿Y quién es el padre?
–Tu marido.
–¿Eduardo?
–Sí.
–No sabía que se seguían viendo.
–No mucho, viste, ahora que está de gerente regional no aparece nunca. Pero a veces cuando está podrido de vos viene.
–Mirá vos, che. Se va a pegar un alegrón cuando se entere.
–¿Vos decís?
–Pero más bien. Sabés lo que le gustan los nenes. Y yo ya no puedo tener más por lo del linfoma.
–Sí, me comentó. Una pena.
–No, igual para mí con las dos nenas es suficiente.
–Claro.
–¿Seguís viviendo en el departamento de Drago?
–No, me mudé por Dorrego. Una casa de dos dormitorios. Está linda. Tiene jardincito.
–Qué bueno. ¿Linda zona?
–Sí, muy linda, la verdad. ¿Vos no sabés si Eduardo no querrá mudarse conmigo?
–Y, no creo, la verdad. Al menos hasta ahora nunca me tiró la onda de separarnos.
–¿Y a vos no te dan ganas de separarte ahora que él va a tener un hijo conmigo?
–No, yo estoy bárbaro. Además, qué voy a hacer sola a esta edad. Jaja.
–Jaja, y bueno, yo tenía que preguntar.
–Jaja, obvio, si no preguntás no sabés.
–Lógico, jaja. Bueno, Marisa, te dejo.
–Bueno, macanudo, cuando llegue le digo a Eduardo que te llame.
–No le digas que estoy embarazada, eh.
–No, no, obvio, te dejo la primicia, jaja. Bueno, che, cuidate. Y felicitaciones.
–Gracias, chau chau, cariños para todos.
–Igualmente, chau.
Brisbane River Cruise
Hace 2 meses
11 comentarios:
mm creo que continua, o quizas no, bue, me voy a ver si duermo.
uhmm boring .. no lo temrine de leer.
keep it up dude or else.. this is going down...town!
haah
old school MAL! el downtown de mi comment! haha
slaudos f.
Buenísimo!!! Me encantan las cosas bizarras...
No es que sea aduladora, podríamos decir... sólo que me hacen reir mucho las cosas que leo acá... por eso entro!
CHAU!
Está bueno.
No es aburrido. Algo tan corto es difícil que sea aburrido.
Parece que PEZMURILLO.. disagreed with my point of view!.
larila!..
ja ja buenisimo
pero que pena que es ficcion
no?
ariel: No.
martinusa1: Y bueh, a mi me gusta escribir esas cosas.
gala: Bueno, gracias. Pegale a martinusa1.
pezmurillo: Eso tiene algún doble sentido sexual.
martinusa1: Sí.
alejandro the wyvern: No. Cambié los personajes pero somos yo y él amante de mi novia cuando me llamó para decirme que estaba embarazado.
me me para ti en mi blog
alejandro the wyvern: Contestado.
Qué loco sería que se den este tipo de diálogos en la vida real, ¿no?
Ja. Me encantan.
lina masaki: Mientras uno no sea un involucrado.
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